La adolescencia es un momento del desarrollo fundamental en la persona y son muchos los frentes que se abren en este momento vital: el propio desarrollo personal, la reorganización del sistema familiar, el impacto del contexto grupal y sociocultural e, indudablemente, el impacto de los modelos de relación que impone el mundo virtual.
Los rápidos y fuertes cambios, físicos y psicológicos, de esta etapa impactan en el adolescente que se ve inundado de emociones muy intensas. Los modelos de referencia familiares para reconocer esos cambios dejan espacio a otras referencias y estímulos grupales y culturales. El adolescente pasa por un proceso de reedición y significación de su identidad personal y, en esa búsqueda, los momentos de confusión e inestabilidad son numerosos.
Al mismo tiempo es un momento de una gran apertura emocional por lo que un proceso terapéutico en esta etapa puede prevenir dificultades más severas y, desde luego, puede acompañar a vivir en positivo esta conquista de la responsabilidad y libertad personales.
La terapia con adolescentes se basa en una buena alianza terapéutica a partir de la cual el/la joven se sienta seguro/a y en confianza, para abrirse y poder trabajar esas emociones o situaciones que le están bloqueando. En este caso, también habrá sesiones individuales con los padres, para trabajar los patrones de comunicación y relación con los chicos/as, la adaptación a sus nuevas funciones como padres y la recolocación de todos en el sistema familiar.
Algunos de los problemas más comunes de los adolescentes son:
- Adicciones (tóxicos, móvil, redes…) y aislamiento.
- Problemas de conducta alimentaria.
- Agresividad-impulsividad-autolesiones.
- Ansiedad y depresión.
- Acoso y bulling.
- Ansiedad social, integración grupal.
- Sexualidad.
- Fobia social, timidez, problemas para hablar en público.