El proceso de terapia, en el caso de los adultos, suele comenzar motivado por un malestar emocional personal, interpersonal, o ambos. Muchas veces, esa inestabilidad o bloqueo tienen relación con circunstancias externas difíciles, pasadas o presentes, que no sabemos gestionar. Pero en otras ocasiones, simplemente estamos en procesos de cambio o de confusión, sin que aparentemente suceda nada “afuera” y sentimos que nuestras emociones nos abruman, sin saber cómo manejarlas ni de dónde provienen. Este también es un punto de partida.
La psicoterapia marca un nuevo comienzo que termina en una integración y un crecimiento personal. Resignificar tus vivencias desde un punto de vista distinto y dentro de un espacio sosegado de reflexividad y amabilidad, te ayudará a conectar de una forma más sabia y paciente contigo mismo/a.
Algunos de los problemas típicos son:
- Ansiedad (ataques de pánico, fobias, insomnio y somatizaciones)
- Depresión.
- Duelos.
- Problemas de pareja.
- Experiencias traumáticas.
- Adicciones.
- Acompañamiento en enfermedades físicas.
- Conflictos laborales, sociales, familiares, etc.